sábado, 14 de marzo de 2015

El Estrés

Para la actividad diaria necesitamos mantener un ritmo de respuestas, ante toda clase de estímulos ambientales, que no podemos prolongar más allá de ciertos límites personales. El estrés en dosis mínimas es necesario para soportar las tensiones y dar soluciones a los problemas que nos afectan. Cuando se desborda la capacidad de adaptación y no se puede mantener por encima de nuestras posibilidades se considera al estrés como una enfermedad.

La ansiedad es una reacción emocional consecuencia del estrés. Se manifiesta como respuesta ante la incapacidad para hacer frente a toda una serie de circunstancias, acontecimientos y mecanismos que alteran nuestro sistema nervioso.

Toda persona para vivir en un principio, necesita cubrir necesidades básicas de orden:
Fisiológico: comer, dormir...
Mental: afecto, protección, seguridad...
Personal: la estima de los demás y la propia, pertenencia al grupo, desarrollo de la capacidad personal y social.

Si no se realizasen correctamente alguna o varias de estas necesidades o, no nos aceptamos interiormente, sobrevienen los trastornos psicofisiológicos, entre ellos el estrés.

Causas que provocan estrés:
Alteran nuestros sentidos los estímulos físicos ambientales: temperaturas extremas, tanto en calefacción como el aire acondicionado o días de invierno/ verano, escenas violentas o excesivamente fuertes en cuanto a su crudeza, exceso de ruido tanto en la calle, trabajo o casa, olores muy penetrantes: pinturas, lacas, barnices, polución, perfumes, ambientadores, basuras en descomposición, espacio físico insuficiente en casa, autobús, oficina, etc.

Acontecimientos que alteran nuestro sistema nervioso: muerte de un ser querido, separación matrimonial, bodas, bautizos, comuniones, enfermedad, problemas laborales, entrevista de trabajo, mudanzas, hipotecas, ruina económica, despido laboral, obras en viviendas, agresiones físicas o verbales…

Existen determinados factores que predisponen a sufrir el llamado estrés laboral, relacionados con: el trato directo al público, la formación profesional que se posea, el reconocimiento a la labor profesional, el tipo de trabajo, la capacidad física y mental…
Los profesionales de la venta o atención directa al público, necesitan mantener unas relaciones cordiales, pero distantes, con el fin de mantener un cierto grado emocional y proteger sus sentimientos, para evitar ser dañados en ciertos aspectos: demandas irracionales, presiones de tiempo, tratamiento irrespetuoso por exceso de confianza... Cuando surge un cambio negativo en la respuesta hacia el público por su parte, la deshumanización y la despersonalización acaban por afectarles y es causa de estrés.

La formación  universitaria, modular, los cursillos, masters, etc. muchas veces, poco tiene que ver con la realidad: la falta de experiencia, la falta de medios materiales, técnicos o humanos, sobrecarga de trabajo, falta de comunicación entre departamentos, insuficiente motivación, excesiva burocracia, diferencias con los jefes, horarios poco adecuados, escasas vacaciones o tiempo libre…Por todo ello no sería de extrañar que sufriésemos de estrés en el lugar de trabajo

Cuando contamos con la experiencia que dan los años de duro trabajo, la insatisfacción continuada provoca estrés en los casos de: sueldo bajo, pérdida de prestigio social, falta de reconocimiento adecuado por parte de los jefes o compañeros por culpa de envidias, competitividad, desconfianza, no participar en las decisiones que nos afectan …
Las personas más propensas a padecer estrés se encuentran entre los profesionales dedicados a: la docencia, la medicina, la policía, los directivos intermedios, los trabajadores sociales.
Estos colectivos son más propensos al agotamiento laboral y, de entre ellos, los que manifiestan mayor idealismo y entusiasmo, que suelen ser los más competentes y motivados.

Todos tenemos un límite a nuestra capacidad física e intelectual, por ello adquirimos determinadas habilidades personales para resolver problemas economizando tiempo y esfuerzo, pero pocos dicen "no", ante cargas laborales y responsabilidades excesivas si llevan aparejadas subidas de sueldo o categoría. 

 Estar relajado es todo lo contrario a estar estresado para conseguirlo existen toda una serie de "actividades" donde elegir:
Practicando técnicas de relajación: yoga, tai –chi, cantar en un coro, rezar el rosario, respiración diafragmática, practicar relaciones sexuales, interaccionando sobre el medio ambiente, escuchando música (relajación auditiva), iluminación poco intensa (relajación ocular), quemando esencias (Aromaterapia), baños, duchas y saunas (Hidroterapia), salidas con pareja, amigos... a comer, salidas al campo, monte, bosque (silencio y aire puro), realizando actividades que concentren o distraigan nuestra atención, leer un buen libro, revistas, periódicos...ver películas o programas de tv interesantes (si existiesen), oír programas de radio, realizar juegos de pasatiempos, hacer bricolaje, mecánica, costura, jardinería, maquetas.... coleccionismo, filatelia, dormir la siesta, practicar deporte, bailar, hacer teatro, tocar un instrumento musical..

Aflojando la presión que nos atenaza: hablar con un especialista (psiquiatra), exponer los problemas que causan el estrés ante el / los causantes, ayudarse de la familia y los amigos, acudir a sesiones grupales de relajamiento, desahogarse (llorando si es preciso) cuando la magnitud del problema exija vaciarse en un principio para, reaccionar después.


Tratar de evitar en la medida de lo posible, los problemas a base de: delegar en otros, estar preparado de antemano, pensar en positivo, separar lo fundamental de lo accesorio, actuar a tiempo, saber organizarse, priorizando tareas, simplificar y no magnificar, recurrir a las plantas medicinales…

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