La glucosa llega a los tejidos y al cerebro a
través de la sangre, y es la insulina
segregada por el páncreas la hormona que permite a las células
absorberla. Si fallase su producción, el aumento del nivel de azúcar motivaría, que el
organismo utilizara otra fuente de energía (las grasas), provocando un
desequilibrio químico que puede producir un estado de coma o incluso la muerte.
El exceso de azúcar que no se quema, provoca
un alto nivel de placas formadoras de triglicéridos. La tasa de ataques al
corazón entre diabéticos es, al menos, tres veces mayor que en los no
diabéticos.
Los síntomas y signos más frecuentes, en las diabetes que hacen acto de presencia en la infancia y en la adolescencia (tipo 1) son: aumento exagerado de la diuresis (más de dos litros), mucha sed, astenia (apatía, cansancio, agotamiento), apetito desmesurado, pérdida de peso sin causa aparente.
Los síntomas y signos más frecuentes, en las diabetes que hacen acto de presencia en la infancia y en la adolescencia (tipo 1) son: aumento exagerado de la diuresis (más de dos litros), mucha sed, astenia (apatía, cansancio, agotamiento), apetito desmesurado, pérdida de peso sin causa aparente.
En la diabetes del adulto (tipo 2) además de
los síntomas anteriores: visión borrosa, adormecimiento de pies y manos,
impotencia, trastornos circulatorios que desembocan en infartos, enfermedades
del riñón, complicaciones en la retina que conducen a la ceguera.
Ante la crisis hipoglucémica (disminución
brusca de azúcar) hay que proporcionar inmediatamente glucosa al enfermo, que
presentara estos síntomas: mareos, inquietud, nerviosismo, sudoración, somnolencia
y hambre.
Si ocurriese al contrario (hiperglucemia), con
síntomas tales como: sequedad en la boca y piel
con aturdimiento extremo. Habría que suministrarle líquidos (sin
glucosa) estimulándole para que no pierda la conciencia.
La dieta del diabético debe estar compuesta: 60%
de hidratos de carbono, 25% de proteínas, 15% de grasa de origen vegetal, alimentos
ricos en fibra, evitar los dulces, tomar abundante agua, usar edulcorantes artificiales.
El tratamiento más recomendable pasa por suprimir productos refinados, tomar
integrales, verduras crudas, jalea real, manzanas, alcachofas, cebollas, endibias,
achicoria, diente de león, alimentos ricos en cromo: levadura de cerveza
enriquecida, setas, mosto, cereales, mariscos . El picolinato de cromo es un
suplemento dietético adecuado para la diabetes y la arteriosclerosis al
disminuir el colesterol y regular el nivel de azúcar en sangre.
Las medidas complementarias a la dieta y
medicación serian: programación del ejercicio adecuado a la edad, como mínimo
caminar dos horas diarias. Controlar el peso y la tensión arterial. Vigilar la
capacidad de visión, no descuidar la dentadura. Cuidar especialmente los pies,
yendo al podólogo si apareciesen callos, no usar calzado o calcetines apretados, descansar
poniendo las piernas en alto y sin cruzar. No fumar.
Deporte y diabetes
Los endocrinólogos aconsejan a los diabéticos,
que practiquen deporte siempre y cuando sea de forma controlada, se encuentren
en buenas condiciones, con los niveles de glucosa en sangre regulados y sin
complicaciones vasculares.
El
ejercicio es una pieza fundamental en el tratamiento integral de la diabetes.
La práctica deportiva tiene como consecuencia, un incremento en la sensibilidad
a la insulina, lo cual facilita la entrada de glucosa a las células musculares.
De este modo se logra mantener mejor el equilibrio de la glucosa en sangre
(glucemia) y existe una menor necesidad de recibir medicación (antidiabéticos
orales) o insulina.
Caminar o correr de forma suave, sin realizar
cambios de ritmo bruscos, es uno de los ejercicios más recomendables para el
diabético. Los deportes que utilizan preferentemente el metabolismo aeróbico,
es decir, los de resistencia, son los más adecuados. Atletismo (carreras de
fondo), ciclismo, natación, etc., son algunos ejemplos, ya que estos deportes
no requieren gastos bruscos de energía, sino esfuerzos mantenidos. El combustible
utilizado en estas actividades suele estar representado por los hidratos de
carbono (tanto glucógeno muscular como glucosa de la sangre) y grasas.
Pautas
dietéticas en el diabético tipo I durante la práctica de ejercicio: El
diabético que precisa tratamiento con insulina debe tener en cuenta que el
ejercicio produce un descenso de la glucemia y que si no se adoptan las medidas
oportunas, se corre el riesgo de sufrir una hipoglucemia (nivel de glucosa en
sangre inferior a 65 mg%). En general, el médico o educador nutricional le
recomendará una de las siguientes técnicas: Suplementar con alimentos que
contienen hidratos de carbono.
Disminuir la pauta de insulina.
Disminuir la pauta de insulina.
Para saber qué tomar como suplementos, en caso
de ejercicio extraordinario, podemos determinar el nivel de azúcar en sangre
antes de comenzar y seguir las siguientes indicaciones:
1-
Glucemia < 80mg%: La ingesta recomendada es de 20-50 g de azúcares
provenientes de alimentos hidrocarbonados antes de empezar, más 10-15 g después
de cada hora de duración del ejercicio.
2- Glucemia 80-100 mg%: Se recomienda no tomar
nada antes de iniciar el ejercicio e ingerir 10-15 g de azúcares a partir de la
hora que lleve practicando el ejercicio.
3- Glucemia 180-250 mg%: Nada antes de iniciar
el ejercicio, margen de 2 horas de hacer ejercicio sin tomar nada y si se va a
seguir, tomar dosis de 10-15 g de azúcares cada hora.
Algunos
alimentos aconsejados que contienen 10-15-20 g de azúcares: Pan: 1 rebanada de
20 g (10 g azúcares), 3 biscotes (15 g de azúcares), 2 rebanadas de 20 g (20 g
azúcares). Galletas tipo maría: 3 unidades (10 g de azúcares). Fruta: 1 unidad
pequeña de manzana, pera, melocotón, 2 albaricoques, 3-4 ciruelas, naranja, 2
mandarinas, 2 kiwis, etc. (10-15 g de azúcares) y 1 unidad pequeña de plátano,
un puñado de uvas o cerezas, chirimoya... (20 g de azúcares).
Beneficios de la práctica regular de ejercicio
físico: Mejora el riego sanguíneo: Aumenta el buen colesterol (HDL-c) en sangre
y contribuye a reducir los niveles de triglicéridos. Disminuye la necesidad de
insulina o antidiabéticos orales. Junto con una dieta hipocalórica, contribuye
al descenso del peso en caso de sobrepeso u obesidad. Mejora la capacidad de
trabajo, proporciona bienestar físico y psíquico; mejora la calidad de vida. Efectos
de la práctica de ejercicio físico: El azúcar en sangre tiende a descender:
Mejora la sensibilidad ante la insulina y el azúcar se aprovecha mejor por las
células.
En la diabetes tipo II no dependiente de
insulina, el riesgo de sufrir bajadas de azúcar en sangre (hipoglucemias) con
la práctica de ejercicio es infrecuente, los suplementos de hidratos de carbono
no suelen ser necesarios, a diferencia de lo que ocurre en la diabetes tipo I,
que sí es dependiente de insulina.
Tomar
precauciones en caso de: Enfermedad cardiovascular o pérdida de sensibilidad
nerviosa (riesgo de lesiones). Queda contraindicado el ejercicio físico si el
diabético presenta una cifra de glucemia en ayunas superior a 250 mg%.
El diabético también debe saber que existen
algunos deportes prohibidos para él; todos aquéllos en los que la aparición de
una eventual hipoglucemia ponga su vida en riesgo (pesca submarina, deportes de
motor, paracaidismo...). En todas ellas, un desmayo originado por una
disminución de la glucemia podría tener consecuencias fatales. También quedan descartados
(debido al riesgo de una lesión vascular) los deportes con traumatismos
violentos y repetidos, como boxeo o artes marciales.
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