viernes, 13 de marzo de 2015

La Diabetes


La glucosa llega a los tejidos y al cerebro a través de la sangre, y es la insulina  segregada por el páncreas la hormona que permite a las células absorberla. Si fallase su producción, el aumento  del nivel de azúcar motivaría, que el organismo utilizara otra fuente de energía (las grasas), provocando un desequilibrio químico que puede producir un estado de coma o incluso la muerte.
El exceso de azúcar que no se quema, provoca un alto nivel de placas formadoras de triglicéridos. La tasa de ataques al corazón entre diabéticos es, al menos, tres veces mayor que en los no diabéticos. 

Los síntomas y signos más frecuentes, en las diabetes que hacen acto de presencia en la infancia y en la adolescencia (tipo 1)  son: aumento exagerado de la diuresis (más de dos litros), mucha sed, astenia (apatía, cansancio, agotamiento), apetito desmesurado, pérdida de peso sin causa aparente.
En la diabetes del adulto (tipo 2) además de los síntomas anteriores: visión borrosa, adormecimiento de pies y manos, impotencia, trastornos circulatorios que desembocan en infartos, enfermedades del riñón, complicaciones en la retina que conducen a la ceguera.
Ante la crisis hipoglucémica (disminución brusca de azúcar) hay que proporcionar inmediatamente glucosa al enfermo, que presentara estos síntomas: mareos, inquietud, nerviosismo, sudoración, somnolencia y hambre.
Si ocurriese al contrario (hiperglucemia), con síntomas tales como: sequedad en la boca y piel  con aturdimiento extremo. Habría que suministrarle líquidos (sin glucosa) estimulándole para que no pierda la conciencia.

La dieta del diabético debe estar compuesta: 60% de hidratos de carbono, 25% de proteínas, 15% de grasa de origen vegetal, alimentos ricos en fibra, evitar los dulces, tomar abundante agua, usar edulcorantes artificiales.
El tratamiento más recomendable  pasa por suprimir productos refinados, tomar integrales, verduras crudas, jalea real, manzanas, alcachofas, cebollas, endibias, achicoria, diente de león, alimentos ricos en cromo: levadura de cerveza enriquecida, setas, mosto, cereales, mariscos . El picolinato de cromo es un suplemento dietético adecuado para la diabetes y la arteriosclerosis al disminuir el colesterol y regular el nivel de azúcar en sangre.
Las medidas complementarias a la dieta y medicación serian: programación del ejercicio adecuado a la edad, como mínimo caminar dos horas diarias. Controlar el peso y la tensión arterial. Vigilar la capacidad de visión, no descuidar la dentadura. Cuidar especialmente los pies, yendo al podólogo si apareciesen callos,        no usar calzado o calcetines apretados, descansar poniendo las piernas en alto y sin cruzar.  No fumar.

Deporte y diabetes
Los endocrinólogos aconsejan a los diabéticos, que practiquen deporte siempre y cuando sea de forma controlada, se encuentren en buenas condiciones, con los niveles de glucosa en sangre regulados y sin complicaciones vasculares.
 El ejercicio es una pieza fundamental en el tratamiento integral de la diabetes. La práctica deportiva tiene como consecuencia, un incremento en la sensibilidad a la insulina, lo cual facilita la entrada de glucosa a las células musculares. De este modo se logra mantener mejor el equilibrio de la glucosa en sangre (glucemia) y existe una menor necesidad de recibir medicación (antidiabéticos orales) o insulina.
Caminar o correr de forma suave, sin realizar cambios de ritmo bruscos, es uno de los ejercicios más recomendables para el diabético. Los deportes que utilizan preferentemente el metabolismo aeróbico, es decir, los de resistencia, son los más adecuados. Atletismo (carreras de fondo), ciclismo, natación, etc., son algunos ejemplos, ya que estos deportes no requieren gastos bruscos de energía, sino esfuerzos mantenidos. El combustible utilizado en estas actividades suele estar representado por los hidratos de carbono (tanto glucógeno muscular como glucosa de la sangre) y grasas.
 Pautas dietéticas en el diabético tipo I durante la práctica de ejercicio: El diabético que precisa tratamiento con insulina debe tener en cuenta que el ejercicio produce un descenso de la glucemia y que si no se adoptan las medidas oportunas, se corre el riesgo de sufrir una hipoglucemia (nivel de glucosa en sangre inferior a 65 mg%). En general, el médico o educador nutricional le recomendará una de las siguientes técnicas: Suplementar con alimentos que contienen hidratos de carbono. 

Disminuir la pauta de insulina.
Para saber qué tomar como suplementos, en caso de ejercicio extraordinario, podemos determinar el nivel de azúcar en sangre antes de comenzar y seguir las siguientes indicaciones:
 1- Glucemia < 80mg%: La ingesta recomendada es de 20-50 g de azúcares provenientes de alimentos hidrocarbonados antes de empezar, más 10-15 g después de cada hora de duración del ejercicio.
2- Glucemia 80-100 mg%: Se recomienda no tomar nada antes de iniciar el ejercicio e ingerir 10-15 g de azúcares a partir de la hora que lleve practicando el ejercicio.
3- Glucemia 180-250 mg%: Nada antes de iniciar el ejercicio, margen de 2 horas de hacer ejercicio sin tomar nada y si se va a seguir, tomar dosis de 10-15 g de azúcares cada hora.
 Algunos alimentos aconsejados que contienen 10-15-20 g de azúcares: Pan: 1 rebanada de 20 g (10 g azúcares), 3 biscotes (15 g de azúcares), 2 rebanadas de 20 g (20 g azúcares). Galletas tipo maría: 3 unidades (10 g de azúcares). Fruta: 1 unidad pequeña de manzana, pera, melocotón, 2 albaricoques, 3-4 ciruelas, naranja, 2 mandarinas, 2 kiwis, etc. (10-15 g de azúcares) y 1 unidad pequeña de plátano, un puñado de uvas o cerezas, chirimoya... (20 g de azúcares).
 Beneficios de la práctica regular de ejercicio físico: Mejora el riego sanguíneo: Aumenta el buen colesterol (HDL-c) en sangre y contribuye a reducir los niveles de triglicéridos. Disminuye la necesidad de insulina o antidiabéticos orales. Junto con una dieta hipocalórica, contribuye al descenso del peso en caso de sobrepeso u obesidad. Mejora la capacidad de trabajo, proporciona bienestar físico y psíquico; mejora la calidad de vida. Efectos de la práctica de ejercicio físico: El azúcar en sangre tiende a descender: Mejora la sensibilidad ante la insulina y el azúcar se aprovecha mejor por las células.
En la diabetes tipo II no dependiente de insulina, el riesgo de sufrir bajadas de azúcar en sangre (hipoglucemias) con la práctica de ejercicio es infrecuente, los suplementos de hidratos de carbono no suelen ser necesarios, a diferencia de lo que ocurre en la diabetes tipo I, que sí es dependiente de insulina.
 Tomar precauciones en caso de: Enfermedad cardiovascular o pérdida de sensibilidad nerviosa (riesgo de lesiones). Queda contraindicado el ejercicio físico si el diabético presenta una cifra de glucemia en ayunas superior a 250 mg%.

El diabético también debe saber que existen algunos deportes prohibidos para él; todos aquéllos en los que la aparición de una eventual hipoglucemia ponga su vida en riesgo (pesca submarina, deportes de motor, paracaidismo...). En todas ellas, un desmayo originado por una disminución de la glucemia podría tener consecuencias fatales. También quedan descartados (debido al riesgo de una lesión vascular) los deportes con traumatismos violentos y repetidos, como boxeo o artes marciales.

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