jueves, 19 de marzo de 2015

El sistema inmunitario


Es el sistema de defensas del cuerpo contra los organismos infecciosos y otros agentes invasores. Está compuesto por una red de células, tejidos y órganos que colaboran entre sí para proteger nuestros cuerpos.
Las células que forman parte de este sistema de defensa son los glóbulos blancos, o leucocitos su función es localizar y destruir los organismos o sustancias que provocan las enfermedades. Se fabrican o almacenan en muchas partes diferentes del cuerpo, incluyendo el timo, el bazo y la médula ósea, (órganos linfoides). Circulan por todo el cuerpo a través de los vasos linfáticos y a través de los vasos sanguíneos.

Hay dos tipos básicos de leucocitos:

Los fagocitos son células que destruyen a los organismos invasores fagocitándolos, es decir, devorándolos literalmente.

Los linfocitos vienen a ser como la memoria del cuerpo en lo que a infecciones se refiere, ya que le permiten recodar y reconocer a invasores previos.
Hay diversos tipos de células que se consideran fagocitos. El tipo más frecuente son los neutrófilos. Éstos luchan prioritariamente contra las bacterias.

Hay dos tipos de linfocitos: los linfocitos B y los linfocitos T. Se fabrican en la médula ósea y desempeñan funciones diferentes: los linfocitos B están encargados de buscar a los invasores y los linfocitos T son los  encargados de destruirlos.

 Los invasores se denominan antígenos. Cuando se detecta un antígeno en el organismo, varios tipos distintos de células colaboran y desencadenan la producción de anticuerpos en los linfocitos B.

Los anticuerpos son proteínas especializadas que se adhieren a antígenos específicos y permanecen en el organismo de la persona par defenderla de futuros ataques contra ese mismo antígeno. Lo que hacen las vacunas es introducir en el organismo el antígeno de un modo que no enferma a la persona vacunada, pero que desencadena en su organismo la respuesta de fabricación de anticuerpos que la protegerán de ataques futuros del germen o sustancia causante de la enfermedad.
Aunque los anticuerpos pueden reconocer un antígeno y adherirse a él, no pueden destruirlo sin ayuda. Y ahí es donde intervienen los linfocitos T. Esta protección se denomina inmunidad.


Los seres humanos tienen tres tipos de inmunidad:

Inmunidad innata
Todo el mundo viene al mundo con una protección general que compartimos todos los seres humanos. Muchos de los gérmenes que afectan a otras especies no resultan nocivos para el ser humano. La inmunidad innata incluye: El reflejo de la tos, enzimas en las lágrimas y en los aceites de la piel, mucosidad que atrapa bacterias y partículas pequeñas, la piel y el ácido estomacal.

Inmunidad activa
Se desarrolla a lo largo de la vida de una persona conforme los niños y adultos se exponen e inmunizan contra determinadas enfermedades al recibir distintas vacunas.

Inmunidad pasiva
Involucra anticuerpos que se producen en el cuerpo de otra persona, como en el caso de los bebés. Tiene una duración breve.


Los trastornos del sistema inmunitario

Ocurren cuando la respuesta inmunitaria es inadecuada, excesiva o no se presenta. Las alergias involucran una respuesta inmunitaria a una sustancia que, en la mayoría de las personas, el cuerpo percibe como inofensiva.
Conforme una persona se va haciendo mayor, se suele hacer inmune a más gérmenes, a medida que su sistema inmunitario entra en contacto con más y más tipos diferentes de gérmenes. Por eso los adultos y los adolescentes se acatarran menos que los niños –sus cuerpos han aprendido a reconocer y atacar inmediatamente a muchos de los virus que provocan los catarros.


Los trastornos del sistema inmunitario se pueden dividir en cuatro categorías principales:

Trastornos por inmunodeficiencia (primaria o adquirida)
Trastornos autoinmunitarios (en los cuales el sistema inmunitario ataca a sus propios tejidos por error, tomándolos por tejidos ajenos)
Trastornos alérgicos (en los cuales el sistema inmunitario reacciona de forma desproporcionada ante determinados antígenos)
Cánceres del sistema inmunitario.


Trastornos por inmunodeficiencia

La inmunodeficiencia ocurre cuando se carece de una parte del sistema inmunitario o bien hay alguna parte de él que no funciona de forma adecuada. Algunas personas nacen con inmunodeficiencias primarias: trastornos con los que se nace, es posible que sus síntomas no se manifiesten hasta momentos posteriores de la vida. Las inmunodeficiencias también se pueden adquirir a través de infecciones o al someterse a ciertos tratamientos farmacológicos (secundarias).

La deficiencia de IgA: La IgA es una inmunoglobulina que se encuentra prioritariamente en la saliva y otros fluidos y que ayuda a proteger las aberturas del cuerpo contra los organismos invasores.

La infección por el VIH (virus de la inmunodeficiencia humana) / SIDA (síndrome de inmunodeficiencia adquirida). Está provocada por el VIH, que aniquila ciertos tipos de linfocitos y sin este tipo de células, el sistema inmunitario no puede defender al cuerpo contra organismos normalmente inofensivos, los cuales pueden provocar infecciones muy graves en las personas con SIDA. Los bebés pueden contraer la infección por VIH si sus madres están infectadas mientras están en el útero, durante el parto o a través de la lactancia. Los jóvenes y adultos pueden contraer esta infección al mantener relaciones sexuales sin protección con una persona infectada o al compartir agujas contaminadas para inyectarse drogas o esteroides o al hacerse tatuajes.

Las inmunodeficiencias provocadas por fármacos.
Hay varios fármacos que deprimen la respuesta del sistema inmunitario. Por ejemplo, uno de los inconvenientes de la quimioterapia que se utiliza para tratar el cáncer es que no solo destruye las células cancerosas, sino también otras células sanas y de rápido crecimiento, incluyendo las que se fabrican en la médula ósea y otras partes del sistema inmunitario.


Trastornos autoinmunitarios

En los trastornos autoinmunitarios, el sistema inmunitario ataca equivocadamente órganos y tejidos sanos del cuerpo como si fueran invasores. 

Algunos ejemplos de enfermedades autoinmunitarias incluyen:

El lupus:Enfermedad crónica caracterizada por el dolor y la inflamación de músculos y articulaciones. La respuesta inmunitaria anómala también puede afectar a los riñones y otros órganos.
La artritis reumatoide juvenil: El sistema inmunitario actúa como si determinadas partes del cuerpo, como las articulaciones de las rodillas, las manos y los pies, fueran tejidos extraños y los ataca.
La esclerodermia:Enfermedad autoinmunitaria crónica que puede provocar inflamación y lesiones en la piel, articulaciones y órganos internos.
La espondilitis anquilosante: Enfermedad caracterizada por la inflamación de la columna vertebral y de las articulaciones, lo que cursa con dolor y rigidez.
La dermatomiositis juvenil: Trastorno que se caracteriza por inflamación y lesiones en piel y músculos.


Trastornos alérgicos

Los trastornos alérgicos ocurren cuando el sistema inmunitario reacciona desproporcionadamente al exponerse a determinados antígenos ambientales. Las sustancias que provocan esas reacciones desproporcionadas se denominan alergenos. La respuesta inmunitaria puede cursar con síntomas como hinchazón, ojos llorosos y estornudos, e incluso una reacción que puede poner en peligro la vida del paciente denominada anafilaxia. Tomando unos medicamentos denominados antihistamínicos se pueden aliviar muchos de estos síntomas.

Algunos ejemplos de trastornos alérgicos son los siguientes:

El asma: Si los pulmones reaccionan de forma desproporcionada ante determinados alergenos (como el polen, el moho, la caspa animal o los ácaros del polvo), puede desencadenarse un estrechamiento de los bronquios y bronquíolos (los tubitos que hay en el interior de los pulmones), reduciéndose el aporte de aire y dificultando la respiración.
 El eccema: Es una erupción asociada a picor y descamación de la piel, también conocida como dermatitis atópica.
Las alergias ambientales: a los ácaros del polvo, por ejemplo.
Las alergias estacionales: como la fiebre del heno.
Las alergias a medicamentos: reacciones a fármacos específicos.
Las alergias alimentarias: a los frutos secos.
Las alergias a las toxinas: por ejemplo, al veneno de abeja.

El linfoma es un cáncer del tejido linfoide y es uno de los cánceres más frecuentes en la infancia. La leucemia, consistente en una reproducción excesiva y anómala de leucocitos, es el cáncer infantil más frecuente.

Cómo la sociedad de consumo influye en el desorden del sistema inmunitario

 La agricultura moderna se basa cada vez más en el empleo de la química y los conservantes artificiales, lo cual podría estar afectando también a nuestro sistema inmunitario: pesticidas, fungicidas e insecticidas se han asentado en los monocultivos industriales contemporáneos; la mayoría de estas sustancias permanecen en los alimentos hasta incluso después de su recogida y procesado.

Los conservantes son añadidos en varias fases del procesado para asegurar que el alimento no se estropee durante el tiempo que dura el transporte y su permanencia en las estanterías de los supermercados.

En ambientes urbanos, los altos niveles de sustancias tóxicas como son los metales pesados (plomo), disolventes (gasolina), humo del tabaco y otros productos evacuados por automóviles e industrias pueden contaminar los alimentos. Esta gama de pesticidas, conservantes y toxinas aéreas urbanas que nos llegan a través de los alimentos pueden contribuir a producir alergias y enfermedades del sistema inmunitario.

La mayor parte del tiempo el sistema inmunitario trata al alimento que ingerimos como a un amigo y desarrolla una tolerancia activa que suprime las reacciones inmunológicas contra éste, del mismo modo que suprime las reacciones inmunológicas contra todas las sustancias presentes en el organismo, que son similares a estos alimentos.


Hasta que las cosas no mejoren, se puede comprobar que comiendo alimentos preferentemente no procesados, lo más naturales posible y procedentes de los alrededores de donde se vive, se consigue aliviar notablemente los desórdenes del sistema inmunitario.

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